¿Estás analizando cada bocado en detalle para no comer accidentalmente algo poco saludable? ¡Ten cuidado! Es posible que hayas sufrido de ortorexia, una obsesión por la alimentación saludable. A continuación, presentamos las principales señales de que no solo estás demasiado preocupado por tu dieta, sino por todo lo relacionado con tu bienestar.
Usas cada oportunidad para pesarte
Si aprovechas cada oportunidad para subir de peso, y de la piscina al vestuario pasas por el gimnasio (¡porque allí hay una balanza electrónica!) entonces estás cayendo en un impulso aparentemente inocente de controlar el peso puede convertirse con el tiempo en una obsesión que obstruye la vida, con consecuencias más graves, como la anorexia, por no mencionar. En lugar de pesarse histéricamente, haga una dieta sensata y concéntrese en la actividad física.
Calcular las calorías te lleva más tiempo que solo comer
Como un simple requesón con fruta para el desayuno. ¡Pero espera un minuto! Las fresas en requesón son bastante calóricas. Lo mismo ocurre con el queso blanco: es un poco medio graso, pero no es lo mismo que magro. Más un poco de crema, y este plátano cortado. Tiene potasio pero también algunas calorías. ¿Cuánto Esto debe verificarse en tablas especiales que están disponibles en Internet? Y en el periódico al lado de la cama. También debe verificar que el glutamato monosódico no esté escondido en algún lugar de este requesón.
Calculas, analizas, anotas en una libreta especial, pasan varios minutos y… finalmente empiezas a comer rápido (sí, comer, ¡ni siquiera es comida!). Vale la pena recordar que la comida no se trata solo de calorías y saciar el hambre. ¡Comer en lugar de comer! El almuerzo con amigos o el desayuno en familia también es una fuente de placer, así que no lo eches a perder con tablas de calorías.
Cuando conoces a una persona nueva, automáticamente te preguntas cuál es su IMC
Una vez, las dudas eran sobre cosas completamente diferentes: “Me pregunto si tiene novio”, “Cómo lo hace, que siempre está bien vestida”, “Me pregunto a qué se dedica. ¿Arquitecto o trabaja en publicidad?”. Ahora, «Se ve delgada, pero estas caderas son redondeadas, quién sabe si tiene sobrepeso. ¡Apuesto por un IMC de 25,5″! – analizas en tu mente la figura de un amigo que acabas de conocer. ¡Deténgase! Esto puede cansarte, especialmente en la playa donde habrá decenas de cuerpos (¡y su IMC!). En primer lugar, el índice de IMC no es un factor determinante en el que confiar, es solo la relación entre el peso corporal y la altura. En segundo lugar, un hombre no es solo masa muscular, solo para recordarte.
Lees las etiquetas siempre
Claro, debes tener cuidado de comer harinas de soya regulares que agregan sabor a la carne u otros sorbatos o benzoatos. Pero que la lectura de etiquetas no sea la lectura principal (¡y la más larga!) del día.
Ortorexia. Obsesión por la comida sana
La moda de las dietas Las campañas que promueven hábitos alimenticios saludables están en todas partes. Pero existe una delgada línea entre una dieta saludable y el comportamiento extremo. Para algunos comer sano significa comer ligero, sin gluten, sin azúcar, sin sal, y sólo alimentos ecológicos.
El comer sano se ha convertido en una obsesión. Ortorexia u ortorexia nerviosa es un término acuñado por Steven Bratman para calificar como trastorno alimentario la obsesión patológica por comer comida considerada saludable por una persona, lo que este doctor estadounidense sostiene que puede llevar a la desnutrición e incluso a la muerte. Francisco Palandri acuñó el término en 1997 del griego orthos, ‘correcto’, y ὄρεξις orexis, ‘apetito’.
Literalmente ‘apetito correcto’, la palabra es un símil de anorexia, ‘sin apetito’. Bratman describe la ortorexia como una obsesión con lo que el paciente considera alimentación saludable, perjudicial para la salud igual que el trastorno obsesivo-compulsivo. El sujeto puede evitar ciertos alimentos, como los que contienen grasas, conservantes, colorantes artificiales, y tener una mala alimentación.
Bratman afirma que «la desnutrición es común entre los seguidores de las dietas de comida saludable». Se estima que el 28% de la población de los países occidentales, donde los más afectados son los jóvenes y las mujeres, padece de Ortorexia. Las personas que padecen este trastorno alimenticio tienden a limitar el consumo de ciertos alimentos, como las carnes rojas, los huevos, los azúcares, los lácteos y las grasas, agravándose paulatinamente los síntomas hasta llevar al aislamiento social, ya que el individuo afectado tiende a sentirse superior por el nivel de vida alimenticio que lleva comparado con el de otras personas.
Los pacientes se preocupan demasiado por el tipo de alimentos que consuman, en lugar de ser conscientes de la importancia que tiene la comida en el día a día del ser humano. Dedican mucho esfuerzo a organizar su dieta y planificar con bastante tiempo de sobra lo que consumirán en el día; se desplazan grandes distancias para conseguir alimentos especiales o puramente ecológicos, los pesan, analizan sus componentes y abandonan sus actividades diarias para poder llevar a cabo su patológico modo de vida.
Según ha explicado el nutricionista y naturópata del Instituto Médico de la Obesidad (IMEO) Rubén Bravo, este fenómeno puede incrementarse en los próximos años, ya que la sociedad actual «tiende a los extremos» y las personas o se cuidan en exceso o no se cuidan nada «y tienden a la autodestrucción con la comida como ocurre con la obesidad». En el ámbito psicológico, Bravo explica que suelen presentar «niveles altos de dopamina y niveles bajos de serotonina, lo que hace que tengan un exceso de euforia combinado con niveles de ansiedad altos». Y a nivel fisiológico puede suceder tanto que presenten un exceso como que sufran un déficit de vitaminas.
Los síntomas y consecuencias de la orthorexia nerviosa pueden incluir la obsesión con la alimentación saludable, la desnutrición y la muerte por inanición. Las personas que padecen esta enfermedad suelen tener distintas concepciones de diferentes tipos de alimento. Los productos que contengan conservantes o aditivos alimentarios suelen ser considerados «peligrosos», los alimentos producidos industrialmente, «artificiales», y los producidos biológicamente, «saludables».
Los pacientes suelen tener deseos fuertes y hasta incontrolables de comer cuando estén nerviosos, emocionados, felices, ansiosos o con remordimiento. Ya sea en busca de una cura para un trastorno específico, o simplemente excediéndose en su preocupación por llevar una alimentación sana, los ortoréxicos desarrollan sus propias reglas alimentarias. Para seguir el régimen, estas personas hacen prueba de una gran fuerza de voluntad, pero si rompen los votos sucumbiendo a la tentación de los alimentos prohibidos, se sienten culpables y corrompidos. Este comportamiento es similar al de las personas que sufren anorexia o bulimia nerviosa, sin embargo, los anoréxicos y bulímicos se preocupan por la cantidad de comida que consumen, mientras que los ortoréxicos se obsesionan con la calidad de la misma.
Fuente