El Índice de Masa Corporal (IMC), aunque recomendado por la OMS, puede tener fallas porque no diferencia entre masa magra y masa grasa.
La obesidad es un problema cada vez más común en todo el mundo, principalmente debido a hábitos alimenticios inadecuados y falta de actividad física regular. Mirando nuestro cuerpo, a veces no podemos saber si estamos en el peso adecuado o si nos dirigimos hacia este terrible problema. Por esta razón, es necesario observar algunos parámetros.
Un cálculo muy utilizado para verificar la masa de un individuo es el IMC o Índice de Masa Corporal. Este índice, recomendado por la Organización Mundial de la Salud por su practicidad, se calcula dividiendo el peso en kilogramos por la altura en metros al cuadrado.
IMC = Peso actual (kg) / altura 2 (m 2)
Del resultado de esta división es posible observar si un individuo tiene bajo peso, dentro de los límites adecuados u obesidad.
Imagina, por ejemplo, que una persona de 1,6 m de altura pesa 63 kg. Realizando el cálculo, nos damos cuenta de que este individuo tiene un IMC igual a 24,60. El resultado obtenido indica que esta persona se encuentra dentro de los valores indicados para su altura.
Analizando los valores de referencia, es posible verificar que cuanto mayor es el IMC, mayores son las posibilidades de que un individuo desarrolle algunas enfermedades del corazón, hipertensión arterial y diabetes. La obesidad está directamente relacionada con estos problemas de salud y, por lo tanto, se debe prestar atención al aumento de peso. Sin embargo, vale la pena señalar que las personas delgadas también pueden desarrollar varios problemas y que las personas con bajo peso son más propensas a enfermedades infecciosas y desnutrición.
Limitaciones del IMC
El IMC, sin embargo, tiene algunas limitaciones y, por lo tanto, no debe usarse como el único parámetro para determinar el sobrepeso. Al considerar únicamente el peso del individuo, el IMC no nos permite diferenciar lo que es músculo (masa magra) de lo que en realidad es grasa. Por este motivo, se pueden obtener resultados erróneos que no se correspondan con la composición corporal real de cada individuo. Por ello, es fundamental realizar la cuantificación de la grasa corporal antes de confirmar el diagnóstico y también realizar mediciones del perímetro abdominal y los niveles de colesterol.
Es importante señalar que el IMC se realiza solo en adultos. En los niños, el análisis de la obesidad y el bajo peso se hace observando el peso y comparándolo con la edad y la talla.
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